Diferencias en los métodos de producción de la Feta, el Manouri y el Anthotyro
La feta es sin duda el queso griego más conocido, un producto con Denominación de Origen Protegida (DOP) elaborado con leche de oveja o una mezcla de leche de oveja y cabra. Su carácter único proviene de su maduración en salmuera durante varias semanas, lo que da como resultado un queso desmenuzable, sabroso y con un gusto intenso. En cambio, el manouri se elabora con el suero que queda tras la producción de feta y otros quesos, enriquecido con nata para obtener una textura mantecosa y un sabor suave. El anthotyro, otro queso tradicional griego, se produce en dos variantes: el anthotyro fresco, caracterizado por su textura blanda, ligera y ligeramente dulce, y el anthotyro seco, que madura hasta convertirse en un queso más duro y salado, ideal para rallar (¡delicioso sobre pasta!). Estos quesos ponen de relieve la diversidad de la tradición quesera griega, reflejando siglos de artesanía y conocimiento local.

Usos del Manouri, el Anthotyro fresco y el Anthotyro seco
El manouri es un queso a menudo descrito como la “joya escondida” de los lácteos griegos. Su sabor suave y cuerpo cremoso lo convierten en una excelente alternativa a quesos más pesados. Servido fresco, combina maravillosamente con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de orégano, o con miel y nueces para un postre saludable. En la cocina, el manouri brilla en pasteles como la hortopita (pastel de hierbas silvestres) o como relleno de dulces. Consejo: gracias a su bajo contenido en sal, puede utilizarse para equilibrar ingredientes salados como aceitunas o embutidos.
El anthotyro fresco es blando, delicado y ligeramente dulce. Es perfecto para el desayuno o comidas ligeras. Suele disfrutarse con fruta de temporada: higos, uvas o melocotones en verano; manzanas y peras en invierno, acompañadas de miel o nueces para un maridaje natural. En recetas saladas, puede untarse en pan rústico o usarse como sustituto más ligero de la ricotta en recetas mediterráneas. Consejo: debido a su humedad, el anthotyro fresco debe consumirse rápidamente y guardarse en la nevera envuelto en papel de horno para mantener su delicado aroma.
El anthotyro seco es la versión curada, firme y salada, con un perfil similar al de quesos duros como el pecorino. Se ralla ampliamente sobre platos de pasta, verduras al horno o incluso en tortillas para añadir un sabor más profundo. En Grecia, suele encontrarse rallado sobre platos tradicionales como el pastitsio o las verduras rellenas al horno (gemista). Consejo: una vez cortado, guárdalo en un recipiente hermético en el frigorífico para conservar su sabor y evitar que se seque demasiado. Su carácter intenso lo convierte en el toque final perfecto para platos que necesitan una nota salada extra.
Cocinar con queso Feta: Recetas y Consejos
Pocos quesos pueden igualar la versatilidad de la feta en la cocina. En crudo, la feta añade un toque salado y ácido a platos como la ensalada griega tradicional con feta o incluso a combinaciones de temporada como sandía y menta. Cocinada, se transforma en un elemento cremoso y lleno de sabor: al papillote con tomates cherry y pimientos, frita y combinada con miel en la receta de feta frita con miel, o dentro de pasteles salados como la spanakopita con feta. En platos al horno, variantes como la feta al horno con tomates cherry ofrecen un sabor cálido y reconfortante. Gracias a su estructura, la feta mantiene su forma al calentarse, ofreciendo infinitas posibilidades creativas en la cocina.

Comparación entre la Feta y la Mizithra, especialmente en ensaladas
Aunque la feta sigue siendo la elección clásica para las ensaladas gracias a su textura desmenuzable y su sabor intenso, la mizithra aporta un carácter muy diferente. Tradicionalmente, la mizithra se produce a partir del suero sobrante tras la elaboración de otros quesos, generalmente enriquecido con pequeñas cantidades de leche o nata. Existen dos formas principales: la mizithra fresca, que es blanda, húmeda y ligeramente dulce, y la mizithra seca, que es firme, salada e ideal para rallar.
La mizithra fresca se disfruta a menudo como queso de postre, acompañada de fruta o miel, o untada en pan caliente. Su sabor sutil la convierte en una buena opción para quienes prefieren sabores más suaves, e incluso puede sustituir a la ricotta en recetas de inspiración mediterránea. Consejo: como la mizithra fresca es muy perecedera, debe consumirse en pocos días tras la compra y mantenerse refrigerada en un recipiente hermético.
La mizithra seca, en cambio, cumple un papel completamente distinto. Con una intensidad salada y robusta, es perfecta para rallar sobre platos de pasta, sopas o verduras asadas. En la cocina griega tradicional, suele espolvorearse sobre espaguetis con salsa de tomate como un plato rápido pero auténtico. Consejo: la mizithra seca tiende a endurecerse aún más una vez abierta, por lo que debe guardarse bien envuelta para mantener su textura y sabor.
En las ensaladas, la feta aporta fuerza y estructura, equilibrando el aceite de oliva, los pepinos y los tomates con su intensidad. La mizithra, en cambio, aporta una suavidad cremosa (cuando es fresca) o un golpe salado (cuando es seca), ofreciendo dos alternativas distintas según el efecto deseado. Ambos quesos ponen de relieve la riqueza de la tradición quesera griega, donde nada del proceso de elaboración se desperdicia y cada variante encuentra su lugar en la mesa.





